RAÚL FERRERO
¿Fue la persecución de las herejías un modo de defensa eclesiástica de sus dogmas y saberes? ¿Cuántos tipos de herejías existieron? ¿Por qué se hostigó con más inquina a los judíos que a los moriscos?
Valencia es hoy la ciudad de la luz, el mar y el sol? pero no siempre fue así. La oscuridad se apoderó de la hospitalidad cordial que caracterizaba a esta tierra, que desde siempre ha sido, y sigue siendo, un crisol de religiones e intercambio cultural, social y económico entre diferentes pueblos. Musulmanes, cristianos y judíos coexistieron pacíficamente, honrando y respetando los ritos propios de cada uno de sus credos y disponiendo de sus propios espacios dentro de la ciudad. Sin embargo, todo cambiaría radicalmente cuando los Reyes Católicos ascendieron al trono e impusieron, sin vacilación, la institución de la Santa Inquisición en todo el territorio nacional.
La Corona de Aragón no cedió fácilmente y defendió hasta el final que los brazos ejecutores de la Inquisición no llegaran al Reino, pero finalmente sucumbieron ante amenazas, extorsiones e incumplimientos de los Fueros. Así comenzó una batalla sin cuartel, con los engranajes de la maquinaria inquisitorial puestos en marcha para llevar a cabo la mayor persecución, condena y ejecución que ha conocido nuestra historia. El Tribunal del Santo Oficio de Valencia se destacó como uno de los más sanguinarios de todos los que existieron.
«La defensa de la ortodoxia católica produjo un monstruo, la Inquisición, en sus diversas formas, que no siempre ha sido bien entendido. Obras como esta, del gran Raúl Ferrero, nos permiten conocer, aunque sea en un contexto local, cómo fue esta terrible lacra que perduró hasta bien entrado el siglo XIX. Una crónica imprescindible». Óscar Fábrega, escritor experto en historia de las religiones