BESCÓS, FRANCISCO
El 16 de mayo de 2015, a la hora exacta en que debía comenzar la vida de Paulina, una asfixia perinatal casi acaba con ella. Como secuela de esta crisis durante el parto, le sobrevino una parálisis cerebral irreversible. Cinco años después, su padre, el autor, comparte en Las manos cerradas un testimonio de los hechos y una reflexión acerca de la paternidad en la adversidad. El objetivo: mostrar un ejemplo sin pretender ser ejemplar.
Escrito desde el centro de la tormenta, pocos autores han tratado la discapacidad de sus hijos en un momento tan temprano. Las herramientas de la ficción trasladadas
al ensayo, el sentido crítico, la observación precisa y, sobre todo, el ingenio y el humor han sido las claves que le han permitido afrontar este texto. Una de esas obras en las que se arriesga el todo por el todo.
Ternura, dolor, rabia, risa, llanto, alegría, indignación, agradecimiento, culpa, orgullo... Estas sinceras páginas sumergen al lector en una experiencia real, libre de mitos, ni trágica ni complaciente, en la que el amor se impone al infortunio... Al menos, en la mayoría de las ocasiones.